Ventosas

Las ventosas son un método de tratamiento que consiste en succionar la piel haciendo vacío con un frasco, vasija o recipiente, hechos de diferentes materiales, con el fin de estimular una región del cuerpo y obtener un efecto terapéutico.

La obtención del vacío se realiza generalmente con la ayuda de fuego para consumir el oxígeno dentro del recipiente o la obtención de vacío mecánicamente succionando el aire mediante dispositivos especializados.

Los principales efectos de la aplicación de ventosas son la activación de la circulación de sangre y energía y la relajación muscular. 

Su utilización al parecer estaba limitada al tratamiento del “aire”, relacionado por lo regular con dolores musculares, por la creencia de que dichos dolores eran ocasionados por la entrada de aire entre los músculos, mismo que se podía extraer por medio de una ventosa.

En China la aplicación de ventosas es un sistema terapéutico muy desarrollado.

Existen muy diversos técnicas de aplicación de ventosas y muy variadas indicaciones.

En China (Korea, Japón, y otros países del Oriente) existen vasijas especiales, apropiadas para la realización de este método terapéutico. En general tienen boca ancha y bordes redondeados lo cual permite una mayor área de succión y no lastimar la piel circundante. A la vasija con la cual se realiza esta técnica se le llama ventosa. Puede ser de  vidrio, bambú y porcelana.

El masaje con ventosas es un tipo de terapia que consiste en utilizar ventosas que se aplican directamente sobre la piel. Los principales efectos de su aplicación son que activa la circulación sanguínea, de energía y la relajación.

Mediante un efecto de succión, se genera un vacío que provoca una equimosis (hematoma) con el propósito de actuar sobre el organismo a nivel físico, reflejo y energético que ayude a devolver el equilibrio a la persona, según el portal de vitonica.com

Las Ventosas pueden clasificarse en dos tipos generales

  1. Las Ventosas más habituales en la actualidad son las de plástico, de uso rápido, eficaz y fácil. Su efecto curativo se reduce al de aspiración ya que no puede ser calentada.
  2. Por otro lado, tenemos las Ventosas Calientes cuya aplicación requiere más tiempo de preparación y de aplicación así como mayor cuidado y experiencia por parte del terapeuta, para obtener los resultados deseados y para no dañar al paciente. Se aplica alcohol sobre la Ventosa y se quema para aplicarla inmediatamente sobre la zona de tratamiento produciéndose así una aspiración por vacío al apagarse la ventosa. Si la Ventosa es de cristal, el proceso resulta fácil de controlar visualmente, pero si es de un material opaco (bambú, cerámica, madera,…) requiere que el terapeuta posea más práctica en su manipulación. El efecto que origina el calor se suma al de aspiración, abriendo los poros, aumentando la circulación y sacando elementos de desecho o retenidos.

En cada uno de estos dos tipos, podemos diferenciar a su vez otros dos tipos:

  1. Ventosa blanca: consiste en aplicar simplemente la ventosa y obtener así su efecto terapéutico.
  2. Ventosa roja: se aplica la ventosa al mismo tiempo que se hace un sangrado que es aspirado simultáneamente. Esta aplicación puede realizarse con o sin calor.

Las Ventosas modernas se aplican gracias a una bomba de succión o a una pera de goma y son mucho más prácticas que las Ventosas tradicionales.

Las Ventosas pueden aplicarse de varias formas, dejarlas fijas, quitarlas y ponerlas rápidamente, moverlas una vez colocadas, sacudirlas, girarlas… el método de aplicación varía según la patología que se trate. A modo de información hay que mencionar que, si la aplicación de las Ventosas es fija pueden aparecer marcas circulares moradas que desaparecerán en una semana aproximadamente, ya que la sangre y las toxinas han emergido a la piel.

Las Ventosas son una técnica de la medicina oriental muy seria que puede resultar muy eficaz si se realiza adecuadamente.

Patologías para las que puede estar indicada

Acné, anemia, artrosis, asma, celulitis, ciática, contracturas, control de peso, convulsion, desgarros, dismenorrea, entumecimiento, epilepsia, espasmos, estrés, falta de apetito, frigidez, gases, insuficiencia biliar, lumbago, mareos, migrañas y jaquecas, mordedura de serpiente, neumonía, otitis, parálisis, parálisis facial, pinzamiento, problemas circulatorios, problemas de asimilación del calcio, pulmonía, resfriado, reuma, sedación, sistema inmunológico débil, sistema nervioso, tendinitis, tortícolis, tos, tumefacción, túnel carpiano, verrugas.

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